EL beso que no te di
se me ha vuelto estrella dentro.
¡Quién lo pudiera tornar
-y en tu boca...-otra vez beso!
Quién pudiera como el río
ser fugitivo y eterno:
Partir, llegar, pasar siempre
y ser siempre el río fresco...
Es tarde para la rosa.
Es pronto para el invierno.
Mi hora no está en el reloj...
¡Me quedé fuera del tiempo!...
Tarde, pronto, ayer perdido...
mañana inlogrado, incierto
hoy... ¡Medidas que no pueden
fijar, sujetar un beso!...
Un kilómetro de luz,
un gramo de pensamiento...
(De noche el reloj que late
es el corazón del tiempo...)
Voy a medirme el amor
con una cinta de acero:
Una punta en la montaña.
La otra..., ¡clávala en el viento!
Dulce María Loynaz
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