En la tormenta habla el
Dios.
A menudo tengo yo el habla
dijeron que la ira
bastaría y sería
válida para Apolo –
si tienes amor suficiente,
entonces, enoja por amor,
pero hazlo siempre.
A menudo he intentado
el canto, pero ellos no te
escucharon. Pues así lo quiso la
sagrada naturaleza. Tú le cantabas,
a ella en tu juventud
no cantando
Tú le hablabas a la divinidad,
pero esto lo habéis olvidado, vosotros,
todos, que siempre los primerizos
son los mortales, y que ellos
pertenecen a los
dioses.
Y común y cotidiano ha
de ser primero el fruto,
para así volverse adecuado a los mortales.
Friedrich Hölderlin
Traducción de Breno Onetto
Traducción de Breno Onetto
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