En un país tranquilo hemos recibido la pasión del mundo,
espada desnuda sobre nuestras dos manos posada
Nuestro corazón desconocía el día cuando el fuego
[nos fue así entregado,
y su luz hizo un surco en la sombra de nuestros rasgos
Era ante todo flaqueza, la caridad estaba sola
[adelantándose al
miedo y al pudor
Inventaba el universo en la justicia primera y éramos
partícipes de esta vocación en la extrema vitalidad
[de nuestro amor
La vida y la muerte en nosotros recibieron derecho
[de asilo, se miraron
con ojos ciegos, se tocaron con manos precisas
Unas flechas de olor nos alcanzaron, atándonos a la tierra
como heridas en nupcias excesivas
Oh estaciones, río, alisos y helechos, hojas,
[flores, madera
mojada, hierbas azules, todo nuestro haber sangra su
[perfume,
bestia olorosa en nuestro flanco
Los colores y los sonidos nos visitaron en tropel
[y en pequeños
grupos fulminantes, mientras que el sueño duplicaba
[nuestro
encanto como la tormenta eléctrica cierne el azul
[del ojo inocente
La alegría se puso a gritar, joven parturienta
[de olor salvajino
bajo los juncos. La primavera liberada fue
[tan hermosa que nos tomó
el corazón con una sola mano
Los tres golpes de la creación del mundo
[repicaron en nuestros
oídos, vueltos iguales a los latidos de nuestra sangre
En un solo deslumbrar se hizo el instante.
[Su relámpago nos recorrió
el rostro y recibimos la misión del fuego y de la
[quemadura
Silencio, ni se mueve, ni dice nada, se funda la palabra,
[levanta
nuestro corazón para asir el mundo en un solo gesto
[de tormenta, nos
adhiere a su aurora como la corteza al fruto
Toda la tierra vivaz, el bosque a nuestra derecha,
[la profunda ciudad
a nuestra izquierda, en pleno centro del verbo,
[avanzamos en la
punta del mundo
Frentes de cabellos ensortijados donde se corrompe
[el silencio en pelambres almizclados,
todas las muecas, viejas cabezas, mejillas de niño,
[amores, arrugas,
alegrías, duelos, criaturas, criaturas, lenguas de fuego
[en el solsticio de
la tierra
Oh hermanos míos los más negros, todas las fiestas
[gravadas en secreto;
pechos humanos, calabazas que son músicas
[y donde se exasperan
voces cautivas.
espada desnuda sobre nuestras dos manos posada
Nuestro corazón desconocía el día cuando el fuego
[nos fue así entregado,
y su luz hizo un surco en la sombra de nuestros rasgos
Era ante todo flaqueza, la caridad estaba sola
[adelantándose al
miedo y al pudor
Inventaba el universo en la justicia primera y éramos
partícipes de esta vocación en la extrema vitalidad
[de nuestro amor
La vida y la muerte en nosotros recibieron derecho
[de asilo, se miraron
con ojos ciegos, se tocaron con manos precisas
Unas flechas de olor nos alcanzaron, atándonos a la tierra
como heridas en nupcias excesivas
Oh estaciones, río, alisos y helechos, hojas,
[flores, madera
mojada, hierbas azules, todo nuestro haber sangra su
[perfume,
bestia olorosa en nuestro flanco
Los colores y los sonidos nos visitaron en tropel
[y en pequeños
grupos fulminantes, mientras que el sueño duplicaba
[nuestro
encanto como la tormenta eléctrica cierne el azul
[del ojo inocente
La alegría se puso a gritar, joven parturienta
[de olor salvajino
bajo los juncos. La primavera liberada fue
[tan hermosa que nos tomó
el corazón con una sola mano
Los tres golpes de la creación del mundo
[repicaron en nuestros
oídos, vueltos iguales a los latidos de nuestra sangre
En un solo deslumbrar se hizo el instante.
[Su relámpago nos recorrió
el rostro y recibimos la misión del fuego y de la
[quemadura
Silencio, ni se mueve, ni dice nada, se funda la palabra,
[levanta
nuestro corazón para asir el mundo en un solo gesto
[de tormenta, nos
adhiere a su aurora como la corteza al fruto
Toda la tierra vivaz, el bosque a nuestra derecha,
[la profunda ciudad
a nuestra izquierda, en pleno centro del verbo,
[avanzamos en la
punta del mundo
Frentes de cabellos ensortijados donde se corrompe
[el silencio en pelambres almizclados,
todas las muecas, viejas cabezas, mejillas de niño,
[amores, arrugas,
alegrías, duelos, criaturas, criaturas, lenguas de fuego
[en el solsticio de
la tierra
Oh hermanos míos los más negros, todas las fiestas
[gravadas en secreto;
pechos humanos, calabazas que son músicas
[y donde se exasperan
voces cautivas.
Anne Hebert
No hay comentarios:
Publicar un comentario